A finales de los 90 Spielberg había acabado por poner la animación americana patas arriba: Motivó a Disney a recuperar su encanto clásico, reabrió los estudios Warner, convirtió a Don Bluth en un gran maestro de la animación que a su vez puso en marcha los estudios Fox Animation,y le dio a Universal valiosas franquicias.
En cuanto Amblimation se fusionó con los flamantes estudios Dreamworks, Spielberg contó con la única productora capaz de rivalizar contra Disney y Pixar a la vez, había creado un ambiente de ultra-competencia dura pero sana en la animación americana, pero… Pixar ya no era un rival normal, era un monstruo que crecía a ritmo exponencial y amenazaba con devorar el mercado, así que al contrario de lo ocurrido con Amblin…. Dreamworks jugó sucio.
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